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La violencia en el ámbito doméstico (violencia de género, ya que si hablamos de violencia doméstica como tal, nos referimos cuando la víctima puede ser hombre o mujer, teniendo lugar en el seno del hogar familiar, entre personas que tienen un parentesco y conviven bajo el mismo techo: hermanos, padres, hijos, ...) sigue una secuencia cíclica que puede identificarse fácilmente:
• Formación y acumulación de la tensión, el agresor se muestra hostil, y la víctima se pliega a las exigencias del agresor, suponiendo que de esa forma va a evitar una violencia, ya sea verbal, emocional, o incluso, una agresión (puede durar años).
• Explosión de la tensión, estallido de la violencia (episodio agudo de maltrato).
• Arrepentimiento del agresor y reconciliación de la pareja (fase de “luna de miel”).
• Incumplimiento de las promesas del agresor y reanudación del ciclo.
Y vuelta a empezar, pero cada vez habrá menos tiempo entre una fase y la otra, y cada vez la violencia será de mayor intensidad.